La Energía del Amor

La energía del amor. Escrito por Mhussy González


El amor se entiende como un tipo particular de energía y acción y no como un sentimiento. El sentir amor es algo que completa la experiencia, pero no es lo que define la cualidad de esta energía ni las acciones que la misma conlleva.

Desde un punto de vista energético el amor es una fuerza de unión. La energía contraria es la energía de separación. Cuando uno vibra con la energía de amor se siente unido a algo o a alguien. El tipo de acciones que se derivan de esta energía y que contribuyen a incrementarla son las acciones de valorar, reconocer, admirar, apreciar y agradecer a algo o a alguien. De manera que cuando realizamos alguna de estas acciones estamos incrementando la energía del amor en la relación con nosotros mismos, con los demás y/o con el medio.

El principio dice que cuando amamos somos felices. De manera que si queremos ser felices con algo es necesario que lo amemos. Como el amor es una acción y una energía, no dependemos de ningún sentimiento para acrecentar el amor en nuestra vida: lo que se requiere es que realicemos y practiquemos las acciones que conducen a él, que son, como ya hemos dicho, la valoración, el reconocimiento, la admiración, la apreciación y el agradecimiento.

La acción mental contraria al amor es la crítica. Cada vez que criticamos a algo o a alguien (incluyendo a nosotros mismos) vibramos en una energía contraria al amor. De manera que cada vez que criticamos generamos infelicidad. Generalmente la idea es que si criticamos vamos a mejorar algo, pero el efecto es el opuesto al buscado porque, como hemos dicho, lo que generamos es infelicidad y separación. Para esta filosofía si existe infelicidad no hemos mejorado en lo esencial.

La energía de separación se experimenta emocionalmente como miedo. El miedo es la emoción que sentimos cuando vibramos con esa energía, cuando nos sentimos solos y separados. Si tenemos miedo el camino no es combatirlo, sino generar más poder y amor. Cuando estamos llenos de poder y amor, el miedo no tiene lugar, desaparece. Como hemos visto en referencia al principio anterior, nuestro poder se incrementa cuando estamos enfocados en el presente y como vimos en relación a este principio, nuestro amor aumenta cuando realizamos las acciones que llevan a vibrar con la energía de unión.

El amor; definirlo solo como un mero sentimiento creo es subestimarlo, definirlo como un pensamiento es aniquilarlo, pues con los años he experimentado muchas formas de el y con seguridad puedo decir que este se comporta como algo que se dirige hacia el ser que deseamos (en todos sus aspectos) y en la mayoría de los casos este nos es devuelto. Es por eso que la definición más acertada seria ENERGIA.

Lo interesante es que dentro de nuestra dualidad esta energía puede tomar ciertos matices durante su experimentación, en algunos casos esta energía nos hace dependiente de tal manera que si no recibimos la devolución de la misma tenemos tendencia a reclamarlo… y de que otra manera podía ser, obviamente, de forma agresiva, esto se debe a que nuestra tendencia como seres humanos duales de total DEPENDENCIA, el solo hecho de creer que los grandes conflictos de la sociedad en algún momento se ven arraigados en la dependencia de dicha energía hace que uno se cuestione sobre si verdaderamente supimos a lo largo de estos 2000 años interpretar esta energía tan enigmática.

La única pregunta que nos queda por hacernos es; donde termina el amor verdadero y donde comienza la obsesión adictiva de esa energía tan particular ?


“El amor por la fuerza nada vale, la fuerza sin amor es energía gastada en vano.” (Alberto Einstein)


Como toda energía, el amor no puede ni tiene por qué tener sexo, aunque se manifieste sexualmente, pues su captación y aplicación requiere la bipolaridad. La energía llamada amor actúa en tres modalidades: física, emocional y espiritual. Hablando sólo sobre la última digamos que el amor espiritual es el dedicado a la humanidad. Es una energía cósmica implantada por Dios en sus criaturas. Es la vida, misteriosa y eterna y la chispa que lleva dentro (Dios Inmanente) que debemos cultivar para bien del prójimo. El amor espiritual, como toda forma de energía, no puede perderse. Simplemente no se ha llegado a él, fuente eterna que el hombre debe alcanzar.

La energía espiritual concierne a la vitalidad suprafísica; es un epicentro del que surgen las manifestaciones del hombre como constructor y mantenedor de la estirpe y sus realizaciones, lo que equivale a decir, el rumbo espiritual de la humanidad. De esta energía dependen las realizaciones psíquicas, mentales y espirituales. Esta energía emana de una fuente no manifestada: el alma.

Toda energía se manifiesta por su acción. Y la energía espiritual actúa a través de la inspiración, la fe, la sugestión, el magnetismo, la telepatía, la clarividencia, la precognición, etc. La energía espiritual es la emanación de todas las virtudes, poderes y conocimientos atesorados por el alma en sus muchas encarnaciones.

Quien sabe pedir a su alma información, poderes, conocimiento, será capaz de captar la respuesta y, eventualmente, disponer y usar del material puramente espiritual que su propia alma, recónditamente enraizada en los tiempos, guarda.

Esta energía inspira las iniciativas entusiastas, idealistas, desproporcionadas con las capacidades y los medios disponibles. Su fuego contagia e infunde buena voluntad, inspira ideas, busca aliados, imanta voluntades, moviliza todas las fuerzas y los ánimos y puede realizar actos heroicos.

Para la energía espiritual no importa la debilidad física y aún los achaques. Quien posee este atributo divino puede ser un héroe pese a toda dificultad, pues la Gracia le da todas las potencias que necesita.


La energía física y emocional del amor se manifiesta mediante los síntomas del enamoramiento que muchas personas hemos percibido alguna vez (si hemos sido afortunados) son el resultado de complejas reacciones químicas del organismo que nos hacen a todos sentir aproximadamente lo mismo, aunque a nuestro amor lo sintamos como único en el mundo.

El amor, se inicia en la corteza cerebral, pasa a las neuronas y de allí al Sistema endocrino, dando lugar a respuestas fisiológicas intensas El catalizador de esta vivencia tan maravillosa es un compuesto orgánico de la familia de las anfetaminas: la feniletilamina. Es decir, aquella metáfora de "tener uno la cabeza caliente" o "perder la cabeza por alguien" tiene, paradójicamente, mucho de verdad. La sobreproducción de feniletilamina en el cerebro produce la secreción de otros compuestos, cada uno de ellos, especializados en provocar determinados efectos que forman parte de los síntomas del enamoramiento.

La dopamina es un neurotransmisor que refuerza la capacidad del deseo y de repetir comportamientos que proporcionan placer. La norepinefrina y la oxitocina que estimulan las contracciones uterinas para el parto, hacen brotar la leche materna devienen, al parecer, en mensajeros químicos del deseo sexual. La oxitocina, según el experto en el estudio del cerebro, Gareth Leng, de la Universidad de Edimburgo, es la hormona que ayuda a forjar lazos permanentes entre amantes tras la primera oleada de emoción e incluso potencia y refuerza el comportamiento maternal, además de su importancia en la obtención de altos niveles de bienestar, como en el orgasmo, o en la unión prolongada de las parejas.

Asimismo, no debemos olvidar los planteamientos sobre la posibilidad de elegir pareja mediante la captación olfativa de las feromonas que emiten las personas. No obstante, es inevitable plantear una pregunta crucial: ¿es determinante el aspecto bioquímico en el surgimiento y desarrollo del amor? La respuesta pareciera ser afirmativa; pero mirando las cosas con mayor detenimiento no podemos olvidar la esencia sociológica del amor como hecho o fenómeno esencialmente social.

Las ciencias sociales en su generalidad, y la sociología particularmente, aún no pueden dar respuesta precisa a la interrogante de por qué nos enamoramos de una persona determinada entre todas las demás. Incluso se ha conformado un área sustantiva de la sociología: La Sociología de la Atracción Sexual y se examinan, a la luz de re-lecturas incisivas, conceptos sociológicos tales como apego, afinidad y atracción en relación con el amor. Además la forma del surgimiento y el desarrollo del amor obedecen a la fase o etapa de desarrollo o crisis en que se encuentra una sociedad.

La sociología de la atracción sexual, sostiene que la actual variedad de comportamientos amorosos es peculiar de cierto nivel de civilización; que el amor sentimental es posible solamente en un cierto tipo de orden social.


¿Qué es el amor?

El amor es energía, no es materia.
El amor produce un efecto de continuidad infinita.
El amor es la energía más positiva que existe.
Amor es un hecho esencial existencial. Es un conocimiento intuitivo de nuestro corazón. Es nuestro propósito en la tierra.

Experimentar amor en nosotros y en los demás es el real significado de la vida. El amor no puede ser percibido por los sentidos físicos como la vista o el oído, es percibido por otra clase de visión.

Después de revisar algunas anotaciones me pareció que la expresión más adecuada para definir la energía del amor es:

“Necesidad de expresión del universo a través de sus criaturas”

El amor es una energía que no necesita procesarse ni tampoco exponerse a especulaciones racionalistas ni de intereses egoístas, es la entrega y la satisfacción de brindar un poder del corazón, es un continuo dar sin esperar una respuesta o una retribución, es la espera en silencio de días y noches con la seguridad y certeza de que llegará lo esperado, es confianza total sin límites.
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